Hace unos días escuché a una niña pequeña preguntarle a su madre por qué debía ir al colegio si no le gustaba… os podéis imaginar la respuesta ¿ verdad?: «Para aprender mucho y tener un trabajo muy bueno»….
Después me encontré con esta reflexión ( muy acertada) sobre las escuelas actuales: Escuelas obsoletas. y no pude evitar pensar en lo incrustado que tenemos en nuestras cabecitas este esquema: Cuando describimos a alguien, más allá de su apariencia física solemos recurrir a su profesión como algo que lo define. En muchos casos es cierto…
Se supone que las profesiones/trabajos/oficios deben ser así…claros, definidos, estables, bien remunerados, respetados e inamovibles… y todos deberíamos tener una «profesión» y ser muy «profesionales» en nuestros trabajos…porque eso define buena parte de nuestra vida.
Para conseguir esto vamos a la escuela desde muy pequeños ( a pesar de que «no nos guste»), después cursamos estudios superiores y si lo hacemos bien, nos convertimos en profesionales valorados y tendremos una larga vida profesional, siempre en el mismo sitio…Al menos así ha sido hasta ahora .
En función de todo esto está organizada una grandísima parte de nuestras vidas…Obviamente tiene partes positivas: aprender, dedicarte a algo que te gusta, te motive, sea tu vocación y te paguen bien por ello, es uno de los mayores placeres de la vida…
Pensando en este tema y en alternativas al respecto llegué a esta pequeña entrevista con Arno Stern: «Preparamos a los niños para el futuro en detrimento de su presente» no es la única voz que alerta sobre lo absurdo de la escuela actual ( o del trato a la infancia en general) , afortunadamente cada vez son más y más las personas, escuelas, pedagogías y nuevos proyectos que surgen, intentando devolver a los niños el derecho a ser niños y en consecuencia personas felices.
Lo que más me atrae de la filosofía de Stern es la absoluta falta de competitividad, su trabajo se basa en dejar a los niños expresarse libremente mediante el dibujo y la pintura, no hay ningún propósito formativo detrás ( no son clases de dibujo), no se exhiben los dibujos después ni se puntúan de ninguna forma.
Solo se expresan. Ninguna expresión vale más que otra o esta mejor realizada, ninguna experiencia, sensación o sentimiento reflejado en esos dibujos es mejor que otro, porque esos dibujos no están hechos para ser mostrados o juzgados.
Los niños los hacen para sí mismos, para y por su propio mundo, porque no hay ningún niño mejor o peor que otro. A pesar de lo que muchas veces pensamos los adultos, no todo gira en torno a nuestro mundo, ellos tienen el suyo propio.
Y todos son singulares y únicos.
Me parece una idea tan obvia que me da mucho miedo lo fácilmente que ha caído en el olvido, en este mundo de marcas, récords , notas, titulaciones, comparaciones, cánones, reglas, metas etc… en que hemos convertido la vida.
Si queréis conocer algo más sobre la vida y obra de Arno os dejo un pequeño video muy interesante:
Decididamente despacito por la vida , se vive mejor.