Por una vez y sin que sirva de precedente voy a escribir una entrada relacionada con un día señalado… cerca de la fecha señalada. No me lo creo ni yo.
Estoy en un café de Madrid a las 11 de la mañana escribiendo y en la mesa de al lado hay cuatro chicos estadounidenses de unos 25 años.
Sé que son estadounidenses por tres motivos: Hablan en inglés y casi no les entiendo (con el acento británico cazo algo de la conversación)… van maquillados y disfrazados… y es 31 de Octubre.
¿¿¿Qué ha llevado a este grupo de amigos a disfrazarse y maquillarse, un martes por la mañana, cuando nadie más a su alrededor lo hace y les miran con una sonrisa medio burlona ???.
La respuesta es simple: Los recuerdos.
Recuerdos de su país (seguramente si yo estuviera viviendo en otro país y me juntara con cuatro amigos de Madrid el 15 de Mayo me vestiría de chulapa ) y sobre todo recuerdos de su infancia… recuerdos compartidos con familiares y amigos.
Reconozco que desde siempre he tenido el corazón dividido con la celebración de Halloween, sobre todo ahora que se celebra en los colegios.
Por una parte me parece que cualquier excusa es buena para celebrar, hacer una fiesta, disfrazarse ( que es una cosa que me encanta) y pasarlo bien. También creo que es un buen momento para ir introduciendo el tema de las cosas que dan miedo a los más peques… de forma mucho más ligera y divertida que cuando realmente nos tenemos que enfrentar al tema…
Reconozco también que puestos a elegir, prefiero esta «versión» anglosajona a la tradicional católica ( no hablo de una cuestión de fe ), que reconozcámoslo, para según qué cosas, muy muy muy alegre no es …
Muchos de sus defensores alegan ( y no sin razón) que en el fondo el origen de esta fiesta es europeo y en parte español ( sobre todo en el norte peninsular, con raíces celtas) … al ser tradiciones célticas que saltaron el Atlántico de la mano de los inmigrantes (irlandeses sobre todo) y que terminaron volviendo a Europa.
Pero también hay cosas que no me gustan nada…. Sobre todo dos.
No lo puedo negar.
La primera es esta «falta de memoria » colectiva que hace que olvidemos tradiciones de nuestro entorno ( hasta hace nada ) que también eran una fiesta y una celebración (aparte de la visión católica de conmemorar a los muertos) involucraban a niños y mayores, se compartían recuerdos y tradiciones… no se importaban.
«Castañadas»…»Magostos»…»Tosantos»…»Sahinm»…»La Finada»… y muchas más a lo largo del país.
Si has vivido estas fiestas con tus padres, abuelos, o amigos del barrio/pueblo es mucho más fácil trasmitirlas a los peques. Además muchas de estas fiestas no tenían carácter escolar ( o no se hacían solo en los colegios) si no que juntaban al pueblo entero…permitiendo interactuar y conocerse.
Teóricamente en Halloween también pasa… los niños recorren el barrio ( o pueblo) puerta a puerta pidiendo golosinas… una forma divertida de relacionarte con tus vecinos… lo malo es que aquí casi nadie abre la puerta … básicamente porque es una tradición que NO tenemos interiorizada… que no recordamos.
¿¿Por qué en los colegios se celebra sólo la versión anglosajona de Halloween y no se cuentan y/o recrean otras tradiciones mucho más cercanas ?? Puestos a importar , «El día de Muertos» mejicano me parece igual de divertido o más… y no lo veo celebrar en los colegios.
Sé que seguramente cuando los niños de hoy en día se conviertan en padres celebrarán esta fiesta con otra visión, porque les traerá recuerdos de su niñez ( al menos la parte escolar ).
Esto es cierto, y me alegra…pero no puedo evitar sentirme también un poco triste por las tradiciones que se pierden .
La otra cosa que me pone muy nerviosa de esta celebración es la decoración…
Me explico.
Sobre el papel me parece estupenda… cuenta con un montón de elementos cotidianos, manipulables y muy creativos… hojas de otoño, frutos de temporada como la calabaza, disfraces sencillos pero efectivos que pueden hacer los niños ( vestirse de fantasma es fácil o de bruja ) o cosas como las telas de araña ( que son fáciles de hacer en algodón ).
Pero no lo hacemos.
Vamos a los «made in China» y lo compramos todo de plástico y de usar y tirar. Se lo damos hecho sin pararnos a pensar en las consecuencias.
Otra oportunidad perdida para que los peques hagan cosas por si mismos y aprendan a reutilizar… salir a recoger hojas, comprar alguna calabaza ( y si, al final la vamos a tirar, pero por lo menos es totalmente biodegradable. Las de plástico no) o fabricar disfraces y decoraciones con ropa vieja, cartón y elementos que tengamos en casa.
Aprovechar para contar historias o juntarse a ver una película o comer castañas… o lo que se os ocurra. Esos son los recuerdos que hacen que una tradición funcione…No una fecha marcada en un calendario escolar.
Y si continuamos celebrando estas fechas a la manera anglosajona, hagamos una verdadera celebración.
Creemos recuerdos tan estupendos que lleven a los peques a disfrazarse y celebrar Halloween 25 años después estén donde estén.